domingo, 9 de octubre de 2011

Cambios en el blog


¡Hola a todos!

Sé que hace tiempo que no publico nada nuevo por aquí, pero he estado algo liado últimamente con el curso. De hecho, posiblemente publique por aquí dentro de un tiempo el proyecto que estamos realizando mis compañeros y yo.

Hoy, sin embargo, no os traigo ninguna publicación nueva, o al menos no aquí.

Si os fijáis en la parte superior del blog han aparecido unos enlaces, que los voy a manejar como “pestañas” para recorrer los diferentes tipos de entradas que vaya realizando, y así de camino unifico los diferentes blogs que llevo a la vez.

No son páginas, ni mucho menos, pues en la actualidad Blogger no permite indizar las entradas de un blog más que en la página principal. Son enlaces a los dos blogs en los que publico.

El primero,es mi blog original, PaSanDo… entre pastichesun torbellino de observaciones, detalles y apuntes acerca de mis intereses.

El segundo es este mismo blog, Los cuentos de Ogliath. Aquí se publicarán relatos ficticios, pequeñas historietas que se me vayan ocurriendo.

Nada más.

Espero que os sea mas fácil ahora para navegar entre los contenidos.

¡Un saludo!

jueves, 29 de septiembre de 2011

Comentario a las entradas en este blog

Hola a todos.

Quería deciros que lo que publico en este blog NO es real. De las entradas que he publicado hasta ahora, sólo "Vida, muy tarde en la mañana" está basada en hechos que realmente me han pasado, aunque en realidad lo tenía "escrito" en mi mente antes siquiera que llegase el autobús.

Al principio, cuando abrí el blog, sí tuve intención de publicar un pasaje de mi vida privada, un breve texto que considero que es bonito, pero junto con mi novia decidimos no editarlo, pues había sido como un regalo que le había hecho.

Los cuentos que aquí publico tienen tres fuentes: mis sueños, un tanto surrealistas a veces; mi mitología particular que me inventé hace ya muchos años, y, como me pasa en el otro blog que llevo, la observación del mundo que me rodea, tomando trozos de aquí y allí para formar historias.

Por favor, no tomeis nada de lo que publico como literal, todo es ficción. En el otro blog que llevo, “Pasando… entre pastiches” las entradas si son experiencias personales reales, de lo que hago o veo literalmente.

Gracias a todos.

¿Lejos?

—¿Bailas? —la muchacha que se le había acercado era bien parecida, aunque supuso que algo mayor que él. Tenía en los ojos esa chispa que indica que ha perdido parte de la timidez con el alcohol, pero no hasta el punto de perder la vergüenza completamente.

Acababa de empezar la fiesta propiamente dicha en la disco, el local se iba llenando, la música mejoraba. Además, sus acompañantes ya se habían disgregado, buscando con quien pasar el rato… y quizás algo más…

En realidad aquella noche les había costado a los demás convencerlo para que los acompañase, no tenía demasiadas ganas, la verdad.

­—¡Que si quieres bailar! —repitió la muchacha acercándose más y alzando la voz, para que no pudiese no escucharla.

La chica insistía, aquello no solía pasar, y ya que estaba allí, ¿por qué no pasar un buen rato? Asintió con la cabeza y apuró su trago antes de seguirla a la zona de baile.

La noche fue avanzando de canción en canción, entre vueltas de latinos, perreos de reggaetón, señales del DJ, y mucha improvisación y sobre todo risas. No era una mala noche, se lo estaba pasando bien, aunque seguía sintiendo eso que le había hecho negarse a salir horas antes, y más ahora que empezaban a sonar las últimas canciones.

—¿Desde cuándo estas aquí? —quiso saber ella—. Porque no eres de aquí, ¿verdad?

—No, no soy de aquí —afirmó—. Sólo llevo unos meses.

—Ya se te nota —dijo la muchacha con un aire burlón—. ¿Quieres que después vayamos a algún sitio más tranquilo a tomar algo y seguir charlando?

No pudo controlar una sonrisa y una mirada lejana, ni que su cabeza volase lejos de allí al oír la pregunta, ni que la sensación se afirmase.

—Lo siento, pero creo que es mejor que no.

—¿Por qué? Si no te gustan el after podemos ir a otro lado…

—No, de verdad que no. Además, no suelo beber…—aquella excusa era muy mala— y tengo novia.

—Pero no está aquí, seguro que está muy lejos. No se va a enterar…

—No, de verdad, no me apetece nada.

Ya yendo de vuelta a casa con sus compañeros, pensaba que en realidad no era tanta la distancia. Ella seguía ahí con él, cogida de su mano, incluso. Y la echaba de menos.

jueves, 28 de julio de 2011

Sueño de boda

Mientras esperaba las maletas frente a la cinta transportadora, Chico maldecía su suerte. Por fin había vuelto, pero lo hacía más de un día tarde: retrasos en dos de los vuelos habían impedido que cogiese los otros dos; y para colmo las maletas no aparecían.

Además, no podía dejar de pensar en el mensaje de Chica, ni en porqué no respondía a sus llamadas. Sólo dos palabras desde que llegase a Madrid el día anterior, en un texto que debería haber recibido antes.

Miró el reloj. Aún rodaba el medio día, le daba tiempo a ir a su casa a saludarla al menos y hablar con ella.

Aunque primero, estaban sus padres. El primero que lo vio fue su hermano, que le hizo señas para avisarlo. Pese a todo, se sentía feliz, abrazó a su madre, rió con las bromas de todos y fueron juntos a casa a almorzar.

Nada más llegar, mientras deshacía el equipaje y sus padres terminaban de preparar la comida, trató de llamar a Chica, de contactar con ella a través de internet, pero ni siquiera respondían al fijo de su casa.

Intentando no parecer preocupado, durante la comida le contó a su familia el infierno que había sido el viaje de regreso, incluyendo su estancia en la capital por culpa de los retrasos. Después, les presentó los recuerdos que traía consigo, y les explicó de dónde era cada uno, y qué significaban los más raros.

Y cuando todo estaba más o menos echo, volvió a vestirse y condujo hasta el bloque de Chica. Subió directamente al piso, pues entró con un vecino, y sitió cómo se le encogía el estómago mientras esperaba a que alguien le abriese la puerta.

Fue la madre quien, sorprendida de verlo allí y sin saber que decir, lo hizo pasar. Saludó cortésmente a la familia, y sin pararse entró en la habitación de su novia.

Por cómo lo besó cuando se lanzó sobre él al verlo habría jurado que todo el asunto del extraño mensaje había sido sólo una pesadilla, pero las lágrimas de la muchacha y sus sollozos confirmaron sus temores.

La abrazó suavemente, mientras se desahogaba, sentados ella sobre él. A él también se le saltaron las lágrimas, aunque lo único que dijo fueron palabras dulces para calmarla. “He vuelto”, le decía, “Ya estoy aquí cariño. Todo irá bien”. Pero por toda respuesta ella le entregó su celular con el mensaje en la pantalla. Aquellas dos palabras.

“me caso”

“Mañana” añadió ella con un hilo de voz sin poder mirarlo a los ojos. Le explicó que ella no lo había sabido hasta el día en que le mandó el aviso. Al parecer ya estaba hablado desde hacía algún tiempo, sin que ella se enterase, y que al aparecer en televisión la noticia del accidente y no poder contactar con él, sus padres se lo habían comunicado y confirmado.

Señor era un conocido de la familia, aunque Chico no lo conocía. Aquel matrimonio supondría un futuro desahogado para la familia de Chica, y Señor siempre había sido amable y atento con ella, y según sus padres la quería. “Pero yo sólo te quiero a ti, Chico, mi vida” le aseguró.

Él le explicó que no había podido coger el vuelo accidentado porque el anterior se había retrasado, y que por muchas veces que había intentado llamarla cuando llegó a Madrid cuando le llegó la noticia, no había sido capaz de contactar con ella.

Entonces Chica le explicó que no le habían permitido hablar con él, que el texto lo había escrito mientras el resto de la familia dormía, y que no les importaba lo que opinase ella, al día siguiente la llevarían al altar quisiese o no. “He intentado negarme, me he peleado con ellos y no les hablo desde entonces”, lloró ella, “pero lo único que he conseguido ha sido elegir el vestido que me pondré.”

También le dijo que habían llegado a amenazarla, pero ahora que él había vuelto, le prometió al muchacho que no daría su consentimiento, que si él aun la amaba jamás lo dejaría, y él le prometió que estaría con ella en el momento en que se negase a formular sus votos.

Se abrazaron largo rato, incapaces de separarse después de tanto tiempo, y menos aun cuando casi se perdían el uno al otro.

A pesar de todo, pronto tuvo que marcharse el joven, sin saber dónde y cuándo sería el enlace, pues Chica desconocía esos datos. Sin embargo, le aseguró que avisaría a los amigos de ambos que quizás asistiesen o supiesen algo para que se lo dijeran a él.

Chico pasó la noche sin poder dormir de preocupación, pues no tenía noticias de nadie, y finalmente cayó dormido agotado, tras muchas insistencias de sus padres.

Se despertó gracias al teléfono: había recibido un mensaje del mejor amigo de Chica, respondiendo a la petición de ésta. El templo no quedaba demasiado lejos de su casa, aunque tendría que conducir, pero la hora… no le iba a dar tiempo a llegar antes de que empezase la ceremonia.

Se arregló como pudo y se despidió de sus padres mientras se preparaba algo de desayuno para el camino, aunque no tenía demasiada hambre. Sus padres extrañados por la prisa quisieron saber dónde se dirigía, pues habían pensado en pasar el día en familia fuera de la ciudad. “A la que debería ser mi boda” fue toda la explicación que les dio Chico mientras se calzaba las botas del viaje y salía de la casa.

Intentó tranquilizarse mientras se metía en el coche, pero estaba demasiado nervioso. “necesito música” pensó, al tiempo que buscaba en la radio, entre las canciones de la tarjeta, alguna que le sirviese. Arrancó con el sonido del bajo y la batería le marcó el ritmo. Condujo de un modo un tanto temerario, convenciéndose, al repetir la letra de la canción, de que todo saldría bien.

“We will be victorious” cantaba cuando aparcó el vehículo delante de la puerta de la iglesia. “No me pueden decir nada” razonó un tanto divertido, “es el coche en el que va a irse la novia”.

Entró en el edificio sin que nadie notase su presencia en el momento que Señor pronunciaba sus votos, pero al llegarle el turno a Chica, los asistentes se sobresaltaron al oír sonar música.

Ella al sentir la llamada se volvió, con una sonrisa radiante en el rostro, y los ojos brillantes de felicidad a pesar de todas las lágrimas que había derramado.

A Chico le pareció que nunca la había visto tan bella como en aquel momento, cuando tras rechazar a Señor frente a los asistentes, recorrió sola la nave al su encuentro, con un vestido palabra de honor largo aunque sin cola, con bordados en hilo plateado, completamente negro,  con el cabello recogido con una diadema de plata, sin velo.

Y salieron juntos mientras seguía oyéndose la música.

Sonaba Muse.

sábado, 18 de junio de 2011

Paseo temporal por la Media Edad. (Clase de Historia de la Música)

Este es un relato que escribí hace unos años, para un trabajo de final de curso. Es bastante largo, pero creo que vale la pena. ¡Espero que os divirtáis con él!




Perdido en las corrientes del tiempo, sin saber dónde ir, llegué a un mundo al que decíanle oscuro.

Y en verdad eso parecía, pues nada más llegar, un imperio de muchos siglos cayó. Gentes llamadas bárbaras ocuparon esas tierras, y sólo una ciudad consiguió salvarse del vil saqueo, la capital.

Al principio no entendí muy bien el porqué, mas poco a poco me fui dando cuenta del poder de su salvador: la Iglesia.

Estando, pues perdido en ese extraño mundo, y visto el influjo de esa religión, decidí refugiarme en uno de sus conventos, buscando protección.

Fue entonces cuando oí una canto que me sonaba ya, pues habíalo escuchado, muy parecido en la antigüedad.

Más que el canto, el parecido no estaba en el cantar, estaba en los sonidos, la organización de estos y tal.

Ahora mostraré, no muy extenso, lo que de esos modos aprendí, mientras saltaba en el tiempo.

Primero, las diferencias, con lo que en el ahora se usa, que son tonos, pocos modos, y son cosas distintas.

Tono es aquello, que organiza las escalas por sus notas, no apareció sino muy tarde, por lo que no se conocía en ese ahora.

Lo que se usaban eran modos, y a mí me sonaron más ricos, pues no es tanto las notas, sino la posición del sonido.

Modos son pues las diferentes formas de ordenar los intervalos en una escala. Tono, por consiguiente, la altura que se le da a tal modo, la nota en la que empieza.

De esos modos medievales, no mucho conozco, mas mis escuetos conocimientos han de ser expuestos:

En primer lugar, se ha de comentar, que no se ha de hacer caso de las notas, pues no tenían tal nombre en la época. Son solamente indicativas para comprender cómo sonarían aproximadamente estas escalas. Para ello, son dichos nombres, pues da la causalidad del que si se tocan al piano, sin alteración alguna las escalas, comenzando por las notas referidas, que suenan dichos monos, aun temperados con respecto al oído de la época.

Tras esto, podemos empezar.

Los modos eran cuatro, aunque de cada cual, dos es puedan separar.

Así, de una misma nota principal, podemos obtener dos escalas, dependiendo de si al intervalo de quinta que de ella se forma, le incluimos una tercera delante o detrás.

El modo será pues, real, si es detrás donde la tercera va, ya que la escala, comienza y acaba, para nosotros en la nota principal.

Si por el contrario, delante colocada está, el modo será plagal.

Nada queda ya, más que nombrar los cuatro modos, cuyos nombres, buscados con gran imaginación, no son difíciles de recordar.

El primero es el Primero, esto es, Protus en latín. Su escala real es la de “re”, y la de “la” la plagal.

Deuterus es segundo, y segundo modo es, siendo de “mi” o de “si”.

Tritus, que no de1, llamábase el tercero, que en “fa” o en “do” comienza y no es de estercolero.

Por último llega Tretrardus, cuarto y final, cuya real comienza en “sol”, y es real de Protus su plagal.

Solo un ente añadir, maléfico como él solo, y es que en Deuterus, poco se usaba la plagal, pues sus cuatro primeros sonidos formaban lo que se dio por llamar el “diábolus in musica”, el diablo musical, sólo por no conseguir al oído agradar.

Estos modos, en diferentes cantos de usaban, pues como el Imperio, también sus gentes se separan.

Esto llevo a que, sin querer, multitud de cantos se formasen dependiendo de dónde fuese, de ser de cual lugar.

De estos cantos, cabe señalar, algunos de los importantes que paso a enumerar:

En lo que es Francia, el Galicano se oía, en España fue el Visigótico-Mozárabe, y allá por Italia, diferencias había entre el Romano o el Ambrosiano o Milanés.

Todos estos cantos no eran más que salmos, que con algo de música, se recitaban al rezar.

Volví a mis andanzas por el túnel del tiempo, pues aburrido de tanta disformidad, algo de unión debía buscar.

Así llegué, tras mucho saltar, ante la santa unificación, la tarea de Gregorio, quien es Santo y fue Magno.

Este poderoso ser, al parecer cansado de tanta disparidad, recibió órdenes de los cantos cambiar. Así, por inspiración divina, otro canto hizo aparecer, colage de todos, pero que  sonaba igual.

Me supuso un gran paso, pues ya oren al fin encontré, mas entonces, en la monotonía me hallé.

Así, volví a saltar, y tropecé con uno, que hizo cosas sin igual.

Su nombre, Guido, y de Arezzo se decía, y al principio volvió la pesadumbre, pues en otro monje consistía.

¡Ay, Gran Música!, exclamé en mi seno, ¡que pocos conocen tu inusitada belleza y tu sin par dulzura!

Mas Guido me sorprendió, pues de él mucho aprendí, no con él, sino después, en la época en que me tocó vivir.

Sus enseñanzas son hoy, indispensables para el músico, pues lo dota de lenguaje, y así ser entendido, en todas partes de este gran mundo.

El solfeo es su obra, su arte y creación, por lo que demos gracias a este gran señor.

Divertido es sin duda, que su genio tuviera ayuda, pues fue Juan quien le inspiró, con el himno que entonaba el cantor.

Con este himno dio Guido su nombre a las notas, bueno, a seis de los siete sonidos que llamamos notas, pues el “si” vino más tarde.

En ese tiempo otro hecho hubo de gran repercusión, pues una conocida niña entonces apareció. Su nombre, Polifonía, su primera forma, de Organum, su madre, la Monodía, y su padre, el Canto Gregoriano.

Consistía el Organum en una composición en la que, sobre el canto base, una segunda voz se hizo, calco de la anterior, pero a una altura superior.

También en ese ahora, los Juglares, Trovadores y Troveros gran influencia obtuvieron, pues de sus conocimientos del Arte, dependían los mandatares.

Entretenido por los cambios, el tiempo para mí voló, llevándome aún más lejos, hasta una gran ciudad, en la que la música se hacía enseñar.

Y entré yo en dicha escuela, para poder apreciar, la marcha que el Gran Arte, iba tomando ya.

Allí, Nuestra Señora, evolucionando seguía, pues a ese primer Organum, ritmo y palabras nuevas le ponían. Nació así el Motete, y, como las catedrales se alzaban al cielo, la música dejaba el suelo, transformándose en bosques de altos cipreses.

Mas imaginad si podéis esa sensación, en la que sobre grave Latín, otra melodía suena, sin que alguna de las dos, inteligible al final queda.

En todo lo que hasta aquí queda, menos los trovadores, religioso era, y ocurrió entonces que uno en mezclar las cosas entretenido estuvo.

Este personaje se llamaba Franco, y de Colonia alemana era, aunque a mi parecer, como todos os demás oliera.2

Pues bien, este señor, su propio motete creó, y a la segunda voz, letras profanas otorgó. Y lo mejor de todo fue, que a San Gregorio acalló, pues el canto romano, por instrumentos acabó siendo tocado. Algo de claridad al fin, a ese Motete llegó, y así pude al menos, quedarme una canción.

Y es que los instrumentos inquietos estaban, pues también es ese entonces, renegaron de la palabra. Aun ligada a la danza, la música algo de libertad consiguió, pues libre de palabra, podía expresar su esplendor.

Poco a poco, los músicos se fueron desarrollando, y al Gran Arte continuaron mejorando.

Llegué al siglo XIV, y un gran cambio viví, pues, decían, el Arte Nuevo llegado había.

Varios son los nombres que de aquí recordar puedo.

El primero es el de Felipe, pues Philipe Vitry se llamaba.

Orden trató de dar, a la música de su tiempo. Para ello con el Motete jugando siguió, al fin de otorgarle talea y color. Isorrítmico es llamada su producción, en la que una voz, siempre marca el pulso de toda la creación.

El segundo es un enamorado, que regalaba a su amor cartas con música, la música de su corazón. Por vez primera se conseguía, por fin la música sola salía, a ver mundo sin compañía. Este hecho fue muy importante, pues gracias a Machaut, al fin la música unificó su composición.

En la Itálica3 en esta época, nuevas formas aparecían, como la fuga o el madrigal, que era siempre original.

Asimismo, algunos instrumentistas a darse a conocer comenzaban, el primero fue Landini y consiguió que se le respetara.

Y así, con ya pocas fuerzas, al Renacimiento me acercaba, pues en el siglo de transición poco a poco me adentraba.

Y con otra Escuela di, esta vez más al sur, allá por la Borgoña.

Aquí Felipe, otro, por todos dicho “El Bueno”, tenía, de Música una Capilla, que se consideraba avanzadilla.

En esta Escuela ya casi renacentista, la praxis toma su punto, pues al fin se veía, que el solo tocar los instrumentos era justo.

Así, allí se entrenaban músicos de todas las clases. Desde el Ministril, intérprete instrumental, hasta el Maestro de Coro, quien componía, además.

De esta escuela salieron personajes renacentistas ya, como el relatado Dufay, o Guilles Binchois.

Tras este paseo de tantos siglos, una última vez salté ya, para volver a mi mundo y mis aventuras poder contar.

1 Juego de palabras. En latín, “detritus” significa basura.

2 Juego de palabras. Se perfectamente qué es y dónde está Colonia. Y no es mi intención insultar al personaje.

3 Me refiero a la península, no a la ciudad, que por otra parte, no creo que estuviese habitada en esa época.

jueves, 16 de junio de 2011

****


No la vio entrar, pues ella había sellado la puerta de la antecámara para que la luz no hiriese el espacio, aquél íntimo espacio umbrío.
Al adentrar ella en la habitación, él comprendió que sus sospechas eran ciertas. En su vientre sintió una chispa de enojo tratar de encenderlo, pero no sería justo si se dejase llevar por un sentimiento tan superficial.
En la penumbra, en aquel silencio, no les hacía falta ni siquiera enlazar las mentes para comprenderse. Ambos eran capaces de oír sus corazones.
El de ella, palpitante, conmocionado por la culpa. El de él, sereno pero expectante, deseoso de llegar a la comprensión de los sucesos.
Pudo entenderlo, no era difícil. El impulso, ante la necesidad de compañía en aquel momento había sido el causante de todo. No había nada que perdonar.
Silenciosamente, él se acercó a ella, cogiéndola con la mayor ternura de la mano. El grito de una lágrima al deslizarse por el suave rostro hizo que sintiese la necesidad de besarla.
La acunó entre sus brazos, tratando de reconfortarla. Ella trató de rehuir de aquel abrazo que creía inmerecido, pero no pudo dejar de experimentar el arrullo de su calor. El suave sonido de aquel amor, que como una dulce nana, consiguió hacerla olvidar por un instante que le había sido infiel.

Caza de Princesas (Lucha por la supervivencia I)


La recién coronada Princesa caminaba y caminaba, deteniéndose aquí y allá, buscando un lugar para construir su Palacio y fundar su Reino.


Recorría el mundo sin descanso, aunque nada encontraba de su agrado. Ni en las Llanuras Rojas, donde el sol era abrasador, ni en los frondosos bosques de suelo blando, nada le convencía.

Entre tanto andar y andar, pasó sin haberlo propuesto cerda de otro Castillo, donde vivía una Reina, que no era buena ni mala, sino que sólo podía pensar en los suyos.

Los vigías de ese Castillo vieron a la Princesa y, sin pensarlo, corrieron veloces a avisar a su Reina, quien ordenó apresar a la intrusa antes de que se asentase.

Así, la pobre Princesa se vio de pronto perseguida por los ejércitos de la Reina, que poco a poco iban acercándose, mientras ella se sentía más y más cansada tras su larga andanza.

Cargaron contra ella una y otra vez, pero no se rindió, esquivó los ataques y siguió corriendo sin descanso. Mas el cansancio y las heridas fueron minando su resistencia, y sus enemigos no tardaron en acorralarla.

Trató entonces de luchar, pero no no sirvió de nada. Los soldados eran muchos, y atacaban de un modo salvaje. No tardó en perder un brazo, y el otro, y trató de no venirse abajo cuando le arrancaron también las piernas. Aun así, intentó defenderse como pudo, a mordiscos si hacía falta, pero el dolor era grande, y momentos después, los alegres guerreros portaban el despedazado cuerpo de vuelta a su Castillo para alimentar con él a sus habitantes.

Cuando la Reina supo lo ocurrido suspiró tranquila. Ahora no habría otra Reina cerca, ni otro Castillo con el que competir.

El hormiguero estaba a salvo.

lunes, 13 de junio de 2011

Vida, muy tarde en la mañana.


Esperando en la parada a que pase el autobus que me devuelva al punto de partida, la vida comienza a aparecer en a mi alrederor.
Aun despuntan las estrellas allá arriba cuando los primeros negocios comienzan su actividad. Los operarios de los servicios de limpieza se afanan para preparar las calles, húmedas tras la llovizna nocturna, para el día que se empieza a vislumbrar en el horizonte.
Un padre para su vehículo frente al negocio familiar, al que entra para volver a salir momentos después con su hija. Es hora de ir al cole.
Otro hombre, ¿otro padre?, para también para permitir que una señora mayor, ¿su madre?, descienda del auto para poder entrar en el edificio, ¿para cuidar del hijo del primero cuando se levante?
Miro un poco más arriba. Los brillantes objetos festivos se preparan también para descansar hasta la noche siguiente, un poco como yo.
Llega mi transporte. Las primeras densas corrientes de blanquecinos resplandores avanzan monte abajo, en sentido contrario. ¿Soy yo o son ellos los que van a contracorriente?
El gusano sigue abanzando con su paso seguro hacia la cima de la loma.
El día se hace. Vuelve a ser de un azul grisáceo, pero no deprime, es un buen día.
Llego a casa. "Hola papá". "Hola hijo, buenos días". Sonrío para mí. "Buenas noches, papá. Voy a echarme un rato"
Subo a mi cuarto y me acuesto pensando en la vida que llevo. Una vida en las que las contradicciones son algo cotidiano.
Comienzo a soñar cuando la vida ya está más que despierta en el resto de la ciudad.
Menuda vida que llevo.
Pues sí, pero es Vida, al fin y al cabo.
¡Viva la Vida!