jueves, 29 de septiembre de 2011

¿Lejos?

—¿Bailas? —la muchacha que se le había acercado era bien parecida, aunque supuso que algo mayor que él. Tenía en los ojos esa chispa que indica que ha perdido parte de la timidez con el alcohol, pero no hasta el punto de perder la vergüenza completamente.

Acababa de empezar la fiesta propiamente dicha en la disco, el local se iba llenando, la música mejoraba. Además, sus acompañantes ya se habían disgregado, buscando con quien pasar el rato… y quizás algo más…

En realidad aquella noche les había costado a los demás convencerlo para que los acompañase, no tenía demasiadas ganas, la verdad.

­—¡Que si quieres bailar! —repitió la muchacha acercándose más y alzando la voz, para que no pudiese no escucharla.

La chica insistía, aquello no solía pasar, y ya que estaba allí, ¿por qué no pasar un buen rato? Asintió con la cabeza y apuró su trago antes de seguirla a la zona de baile.

La noche fue avanzando de canción en canción, entre vueltas de latinos, perreos de reggaetón, señales del DJ, y mucha improvisación y sobre todo risas. No era una mala noche, se lo estaba pasando bien, aunque seguía sintiendo eso que le había hecho negarse a salir horas antes, y más ahora que empezaban a sonar las últimas canciones.

—¿Desde cuándo estas aquí? —quiso saber ella—. Porque no eres de aquí, ¿verdad?

—No, no soy de aquí —afirmó—. Sólo llevo unos meses.

—Ya se te nota —dijo la muchacha con un aire burlón—. ¿Quieres que después vayamos a algún sitio más tranquilo a tomar algo y seguir charlando?

No pudo controlar una sonrisa y una mirada lejana, ni que su cabeza volase lejos de allí al oír la pregunta, ni que la sensación se afirmase.

—Lo siento, pero creo que es mejor que no.

—¿Por qué? Si no te gustan el after podemos ir a otro lado…

—No, de verdad que no. Además, no suelo beber…—aquella excusa era muy mala— y tengo novia.

—Pero no está aquí, seguro que está muy lejos. No se va a enterar…

—No, de verdad, no me apetece nada.

Ya yendo de vuelta a casa con sus compañeros, pensaba que en realidad no era tanta la distancia. Ella seguía ahí con él, cogida de su mano, incluso. Y la echaba de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario